Por Joana Elizabeth Salinas, Socia directora de Coperva y Psicopedagoga especializada en salud laboral
Las preocupaciones sobre el fracaso, las críticas y el impacto profesional impiden que muchas personas adopten la innovación.
La innovación puede no ponerlo en riesgo de muerte súbita, pero de todos modos induce ansiedad. Es más ambiguo que cualquier otra actividad empresarial, ya que requiere apuestas audaces frente a resultados inciertos y una voluntad de perseverar a pesar de los contratiempos, las críticas y las dudas.
Es por eso que la mayoría de los equipos, en momentos de autorreflexión honesta, estarán de acuerdo en que el miedo puede paralizar la innovación. Sin embargo, nueve de cada diez organizaciones no hacen nada para disipar estos temores.
Los ejecutivos de innovación describen entornos de trabajo llenos de energía positiva y entusiasmo, e identifican la creatividad y la emoción como los principales sentimientos asociados con la innovación que tiene cinco dimensiones.
Creer y valorar: Las 50 empresas públicas más innovadoras del mundo colocan la innovación como un valor central tres veces más a menudo que el resto de las compañías. Incluso se llega a describir la innovación como una «responsabilidad moral».
Triunfalismo: Depende del CEO generar optimismo y alentar constantemente la toma de riesgos al enmarcar la innovación como fundamental para el éxito de la organización. Es asumir, como Thomas Edison: «No he fallado. Acabo de encontrar 10,000 formas que no funcionarán”.
Simbolismos: Los principales innovadores entienden que los símbolos tienen un gran poder y que las empresas pueden aprovecharlos para reforzar la primacía de la innovación. Los símbolos pueden ser físicos, verbales u orientados a la acción, como el CEO que visita con frecuencia los sitios donde trabajan los innovadores. Otro símbolo potente es el estatus: ¿La organización confiere reconocimiento y recompensas a los innovadores?
Ritualizar: Para hacer de la innovación la norma en lugar de un esfuerzo ocasional, las empresas deben establecer rutinas y rituales como días de innovación, hackathons y días sin reuniones que los altos ejecutivos lideren o al menos participen para señalar el papel central de la innovación.
Proteger: La experiencia de innovación dentro de la mayoría de las organizaciones está emocionalmente cargada. Entre los innovadores promedio y rezagados, el miedo, la ansiedad y la frustración se clasifican como los sentimientos que los empleados más asocian con la innovación mientras la alegría, la inspiración y el coraje están entre los menos.
Al construir un sentido de pertenencia y seguridad a través de un compromiso compartido con la innovación, las empresas brindan a los empleados la seguridad de que está bien experimentar, hacer preguntas y proporcionar comentarios. Los líderes de los principales innovadores desestigmatizan el fracaso.
Ahora, ¿realmente quieren impulsar una cultura de innovación con todos los beneficios que conlleva? Las empresas juegan un papel crucial para lograrlo.
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